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Cabeza y corazón, malos aliados del PP

Cabeza y corazón, malos aliados del PP

‘Con cabeza y corazón', ese es el lema que el PP empleará en la campaña electoral que está a punto de comenzar, un lema que estará acompañado con el utilizado en las últimas semanas, ‘Las ideas claras'. El motivo de este lema es claro para Pío García Escudero, director de campaña del PP, pues según él recoge las principales cualidades de Rajoy: cabeza para hacer propuestas y corazón por estar preocupado por los problemas de los ciudadanos.

Ahora, uno no puede evitar pensar hacia quienes va dirigido dicho lema. Echar la vista atrás y recopilar comentarios o actuaciones de dirigentes de la derecha y medir su calado en la sociedad y la respuesta de parte de la misma nos debe dejar bastante claro, usando la cabeza y guiándonos con el corazón, a qué partido no hay que votar el próximo 9 de marzo. Pero sería muy peligroso que esta operación de autolavado de imagen de Rajoy y su partido penetrara en la gente, y que toda esa política de crispación y enfrentamiento llevada a cabo durante cuatro años por la oposición se quedara en nada o, como también se intenta ahora desde el PP, erigir a Zapatero en el gran hacedor del odio y tensión existente.

Usar la cabeza y el corazón es sinónimo de saber diferenciar entre la moderación y la extrema agitación. No podemos pedir a nuestro corazón que acepte a un partido capaz de usar a víctimas del terrorismo para beneficio propio ni a nuestra cabeza que reconozca a una asociación de víctimas como sucursal de dicho partido; no podemos exigir a nuestro corazón que reconozca que el actual Gobierno existe gracias a 192 cadáveres ni a nuestra cabeza que enjuicie a los estamentos y cuerpos de seguridad del Estado como cómplices de la matanza; no tenemos por qué aceptar una única moral ni considerarnos "insensatos" por no aceptarla. Y en general, no hay motivos para creer a quiénes se han opuesto y oponen a cualquier medida que otorgue más libertades y derechos, a quiénes niegan derechos a colectivos como gays y lesbianas o no dudan en pisotear el honor de profesionales para poner sus intereses por encima de todo (caso Severo Ochoa), esos mismos que enfrentan a unas comunidades con otras para sacar rédito electoral o callan o proyectan sus pésimas gestiones del pasado en acciones presentes que nada tienen que ver (compárese caso New Flame y Prestige).

La lista sería interminable, porque intentar ahora recordar el día a día de la actual legislatura sería hacer un esfuerzo casi inhumano. Sólo cabe esperar una participación elevada en las elecciones y que de ella salga un apoyo importante a la izquierda, que la semilla del odio no germine y que, por consiguiente, el PP reciba un castigo importante de la ciudadanía. Usar la cabeza y el corazón sería el mejor antídoto para quiénes los invocan.

R.P.

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