Iglesia y PP, en sagrado matrimonio

Todo está dispuesto ya de cara a las próximas elecciones en el seno de la Conferencia Episcopal Española. Si hace unos días eran los Obispos del Sur (recordemos, es el órgano que reúne a los titulares de las diócesis andaluzas) quienes se alineaban a favor del PP, en el día de hoy nos encontramos con una nota de la Comisión Permanente de la CEE, o llamémosle también Programa Electoral de dicho órgano, que viene a dejar definitivamente claro que PP e Iglesia irán de la mano hacia el altar de las mesas electorales.

El portavoz de la CEE y obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, era el encargado de presentar dicha nota en sociedad. Para ir abriendo boca, ya el primer párrafo albergaba afirmaciones tales como que “los Obispos ofrecemos a los católicos y a todos los que deseen escucharnos algunas consideraciones que estimulen el ejercicio responsable del voto”, lo que da a entender que el grado de irresponsabilidad en los próximos comicios va a ser muy elevado. Pero el cinismo seguía haciéndose un hueco importante y a continuación se indicaba que “respetamos a quienes ven las cosas de otra manera” y que “sólo pedimos libertad y respeto para proponer libremente nuestra manera de ver las cosas, sin que nadie se sienta amenazado ni nuestra intervención sea interpretada como una ofensa o como un peligro para la libertad de los demás”.

Una vez marcada la línea de lo que ellos consideran “respeto”, así como la incompatibilidad de ciertos programas con la fe y vida cristiana, daba comienzo la escabechina. Los primeros asuntos en pasar revista eran la Ley del aborto (de forma implícita) y el matrimonio (crítica dirigida a la Ley de matrimonios homosexuales). Se empezaba haciendo referencia al “respecto a la defensa de la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural”, uniéndolo con “la promoción de la familia fundada en el matrimonio, evitando introducir en el ordenamiento público otras formas de unión…”. A continuación, turno para la asignatura Educación para la ciudadanía, donde se aprovecha para dudar de la calidad de la enseñanza y promover un gran pacto sobre ésta, todo ello fundado en la imposibilidad de crear una sociedad “sin culto a Dios ni aspiración ninguna a la vida eterna”. Y por último, el tema estrella, terrorismo, que ya sea por un acto de cinismo o por mera amnesia se advertía de que “una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, ni puede tenerla como interlocutor político”.

En definitiva, la moral cristiana que se intenta vender carece de toda clase de valores. Carece de respeto, salvo el que ellos preconicen, pero no sólo una falta de respeto a la forma de pensar del prójimo (por mucho que intenten excusarse), sino a la Justicia y al Poder elegido por una mayoría y, lo peor de todo, que esos valores de los que alardean crean división en la sociedad, incitan al odio, al rencor y generando con todo ello una atmósfera de no convivencia.

R.P.