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Obispos y voluntarios

Obispos y voluntarios

El pasado 30 de diciembre, los obispos españoles daban el pistoletazo de salida a su particular precampaña electoral con la multitudinaria manifestación celebrada en Madrid, arropados por organizaciones integristas católicas y numerosos simpatizantes y miembros del PP. La convocatoria de la marcha era por la defensa de la familia, y, como no, por el ataque al Gobierno.

La polvareda levantada tiene su continuación en Andalucía, dónde la caravana electoral de Javier Arenas parece haber encontrado un fiel compañero de viaje, los Obispos del Sur, órgano que reúne a los titulares de las diócesis andaluzas. Desde dicho órgano se recomienda a los votantes rechazar “proyectos como el cambio de la Ley del aborto o aquellos encaminados a abrir puertas a la eutanasia“. Además, continúan su particular guerra con la asignatura de EpC, acusando al Gobierno de actuar ilegítimamente al imponer una asignatura de carácter laico, para así “formar la conciencia moral de los alumnos”. Tampoco se arrugan los Obispos a la hora de impartir lecciones de economía, ilustrándonos con su peculiar relación entre paro, inmigración y delincuencia con afirmaciones como “tenemos que temer seriamente por un gran incremento del paro, y especialmente entre la población inmigrante, lo cual, en una coyuntura difícil, puede dar lugar a un aumento notable de la delincuencia y de la inseguridad social”. Sin duda, tanto el “santo programa” como el programa popular tienen muchas coincidencias, demasiadas.

Y en medio de toda esta algarada, con un Zapatero “con cuernos, cola y tridente” , el PP lanza una campaña de voluntariado muy especial. Dicha campaña va dirigida a militantes y simpatizantes, cuyo cometido es recoger a personas impedidas que se encuentren en residencias de ancianos, conventos o en sus domicilios particulares para trasladarlos a su colegio electoral. Requisito indispensable, que sean votantes del PP decididos, por aquello de no influir en su decisión. La pregunta es fácil, ¿preguntarán persona por persona a quién van a votar antes de su divina selección?. Según declaraba un voluntario “lo que sí podemos hacer ese día es recogerlo en la residencia, llevarlo y acompañarlo a votar su colegio electoral y luego lo volvemos a dejar en su domicilio. Si no quieren que se sepa, nosotros no explicamos quiénes somos. Decimos que vamos a llevarlos a votar, que somos amigos de la familia y tampoco tienen que enterarse de que partido somos ni nada de nada”. En definitiva, sobrecogedora iniciativa de un partido encumbrado a sí mismo como ejemplo de moralidad y ética. Fuente: elplural.com

R.P.

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